Llorás malevo la pena,
que como abrojo se prendió en tu corazón.
De tu machaza pinta brava, nada queda,
y hoy, una sombra del pasado sólo sos.
Sufrís viviendo el recuerdo
de las mujeres que admiraron tu valor,
María Elena, Rosa, Elvira, Margarita,
y muchas otras que te amaban con pasión.
Los años, se han ido,
pasaron como cuentas de un rosario.
Te sentís vencido
y ese es tu calvario.
¡Echalo al olvido!
¡Qué maula que sos!
Tu fama, tu menta,
no han muerto y vivirán en la barriada,
donde en cada puerta
una enamorada,
cuatrerió en tus labios,
celosa de amor.
Las canas dan a tu frente
glorias nuevas de un vida más feliz,
y los purretes acarician dulcemente
el arabesco de tu vieja cicatriz.
Te brindan hoy los cantores
milongas criollas de guapeza y pasión,
y en el puntear de las bordonas, tus amores
tejen recuerdos de nostálgica emoción.