Cierro los ojos para no acordarme
y en el nocturno, vuela mi imaginación,
busco el bullicio para así olvidarla
y es una angustia la de mi corazón.
Solo en el mundo, con la fe perdida,
mi vida marcha bajo el sol de otra región.
Soy como el ave que perdió su nido,
soy el fantasma de un tiempo que pasó.
Nostalgia de otros días, recuerdos de ayer,
mis años venturosos ya no han de volver.
Mas todo fue un sueño de rara visión,
amor de muchacho que el tiempo borró.
Recuerdo que en sus labios dejé una ilusión
en ellos puse ardiente mi beso de amor.
Y ahora, que ya siento venir la vejez,
quisiera, como antes, volver a querer.
Pasan los años y al pasar me abruman
y en mi silencio surge la recordación,
cosas que fueron para mí un tesoro
guardo en el cofre del pobre corazón.
Como los barcos, sin timón ni guía,
así es la vida, sola, sin orientación.
¡Ay!, si encontrara lo que ayer fue mío
sus ojos negros, para mi salvación.