¿Por qué vas a negar lo que tus ojos
me dicen cada vez que yo los miro?
No temas que te sigan mis enojos,
ni la voz de mis antojos,
ni el dolor de mis suspiros.
¿Por qué vas a mentir
piadosamente?
Si tu cariño ya no existe
para mí.
¡Dime todo! ¡Todo!
¡Ten valor
de saberlo decir!
¿Es que piensas que mis labios pedirán a Dios venganza?
¿Es que piensas que mi alma te odiará sin perdón?
¡Yo quisiera no quererte, ni sentirte en mi esperanza,
ni soñarte, ni nombrarte, pero triunfa el corazón!
El destino me condena a seguirte ciegamente
y aceptar mansamente
tu increíble traición...
Tal vez algún día la vida te enseñe
lo que es el dolor
de perder un amor...
Prefiero la verdad aunque me hiera,
aunque sea cual un fuego en mis entrañas:
prefiero la verdad, di que me engañas
que sin fuerzas para odiarte
al fin he de perdonarte.
¿Por qué bajas los ojos
y no quieres
que yo descubra en tus pupilas
la traición?
¡Dime todo! ¡Todo!
Ten valor
de saberlo decir!