Criollita, decí que sí,
que ya no alumbra el lucero,
porque tus ojos que quiero
ya no brillan para mí.
Un pedacito de cielo
es mi dicha y es mi antojo,
y yo guardo escondido
como un tesoro querido
el mechoncito de pelo
que me ha amarrado a tus ojos.
Criollita, no digas nada
si al viento doy mi lamento,
que la amargura que siento
está en mi pecho clavada.
Una florcita me diste
y un beso yo te robé,
y nunca sabrás, chinita,
todo el daño que me hiciste
con el besito robado
que aquella tarde perdiste.
Criollita, decí que no,
que de tormento me muero,
porque tu boca que anhelo
todo su fuego me dio.
Dos angustias voy teniendo
enredadas en mi pecho
y voy llevando maltrecho
las penas que estoy sufriendo,
que si tu desdén me mata
tu amor me va consumiendo.
Carlos Gardel - Criollita deci que si - Bandoneon Tango