Sollozó el bandoneón
congojas que se van
con el anochecer.
Y como un corazón,
el hueco de un zaguán,
recoge la oración
que triste dice fiel mujer.
Lloró la milonga,
su antigua pasión,
parece que ruega
consuelo y perdón.
La sombra cruzó
por el arrabal
de aquel que a la muerte
jugó su puñal.
Dos viejos unidos
en un callejón,
elevan las manos
por su salvación.
Y todo el suburbio,
con dolor,
evocan un hondo
drama de amor.
Conmovió el arrabal
con largo estremecer
el toque de oración.
Dolor sentimental
embarga a la mujer
en tanto el bandoneón
la historia reza de un querer.
Letra firmada con el seudónimo Luis Mario.