María y las aves.
Paz, es de luz, criatura.
Es de alma pura, sin gravedad.
Hoy, bajará.
Si no, los siglos no la verán.
La llamarán
y la esperarán
la fe, la flor, el sol, el mar, el ser,
suplicándole: “María,
no... no vueles más... ¡bajá!,
tu día ya llegó..."
María y las aves,
en libertad,
¡ay, qué lejos van!
Es
que no quiere nacer,
pues todo lo sabe:
le basta ver
a las aves
nacer del amor.
Y aquellos dos
que la alumbrarán,
no se aman ya,
¡no se aman ya!
María: vas hacia el nunca más.
María y las aves.
Las aves y María.
Jamás.
María.
Las aves y María.