Pobre muñequita pecadora
que vives derrochando amor,
flor que se marchita entre las copas
y en el fuego de tu boca
vas quemando tu ilusión.
Y te aturdís, enloquecida,
querés vivir y eso no es vida,
no ves que ciega vas a tu perdición.
Pobre muñequita pecadora
te juro que te tengo compasión.
Ayer te vi, con el azul
de tus ojeras pintadas...
te oí reír, después gritar
y enmudecer ante mí.
Cómo temblaste en mi presencia,
algo en tu conciencia te acusó...
pero para ahogar esa conciencia
una sola cosa te bastó.
Con rabia me clavaste la mirada,
sereno de tu lado me alejé.
Me hizo mucho bien volver a verte
porque ahora y para siempre
de mi pecho te arranqué.
Mi corazón no está perdido
para otro amor tendrá latidos.
En cambio el tuyo para siempre murió.
Pobre muñequita pecadora
que poco vale ya tu corazón.
Ayer te vi, con el azul
de tus ojeras pintadas...
y al verte así, la espina cruel
de tu recuerdo arranqué.