Dicen que jurar en vano
es maldad que se castiga,
pero en su pecho inhumano
hay crueldad y me mintió.
Con su sonrisa más fina
me dijo: "Te quiero yo",
y una noche de neblina
con un viejo se fugó.
Ayer me fui al cementerio
con mi pena a terminar,
pero yo soy de suerte tan negra
que no quisieron dejarme entrar.
Cuando conmigo vivías
y conmigo suspirabas,
me decías que me amabas
porque tenías mi cantar.
¡Ingrata!, al verte con otro
tuve ganas de matar,
pero pensé que eras huérfana
y me puse a sollozar.
Ahora, como ave sin rumbo,
sólo tengo mi canción:
y se bien que si ustedes la oyen
sentirán llorar mi corazón.
(Obra póstuma)
Suerte Negra