Mientras haya un poquito
en mí de vida,
mientras pueda rezar
tu nombre ausente,
mientras tenga
una lágrima en mis ojos,
mientras me duelas,
mientras yo exista,
estarás en mi beso.
¡Siempre! ¡Siempre!
¡No! ¡Todavía no!
no he podido olvidarte todavía.
¡No! ¡Todavía no!
Porque estás en las cosas que tocaste,
en mi voz y en el aire, cerca y lejos,
hecha sombra y raíz, canción y carne.
¡No! ¡Todavía no!
Porque estas en mi alma y en mi sangre,
en mis manos que aún sienten las tuyas,
las tuyas, de un perfume inolvidable.
¡No! ¡Todavía no!
Aunque estés donde estés y no me ames,
¡No! ¡Todavía no!