Fueron años de cercos y glicinas,
de la vida en orsai, del tiempo loco,
tu frente triste de pensar la vida
tiraba madrugadas por los ojos.
Y estaba el terraplén y todo el cielo,
la esquina del zanjón, la casa azul,
todo se fue trepando su misterio
por los repechos de tu barrio sur.
Vamos, vení de nuevo a las doce,
vamos, que está esperando Barquina,
vamos, ¿no ves que Pepe esta noche,
no ves que el viejo esta noche
no va a faltar a la cita?
Vamos, total al fin nada es cierto,
y estás hermano despierto
juntito a Discepolín.
Ya punteaba la muerte su milonga,
tu voz calló en adiós que nos dolía,
de tanto andar sobrándole a las cosas
prendido en un final falló la vida.
Ya sé que no vendrán, pero aunque
cursi, te esperará lo mismo el paredón
y el tres y dos de la parada inútii
y el fraternal rincón de nuestro amor.