Te perdiste del rincón natal
tras un sueño de distancia,
sin pensar que allá quedaban
los seres que te amaban
y yo con mi inconstancia.
Agonía de vivir sin vos
o morir en un camino.
Y me marché dejando atrás
la maldición sobre los dos
y este es el pago que me das.
Ahora no me conocés,
me borró tu ingratitud.
Aunque dejes mi alma trunca
no podrás olvidar nunca
lo de nuestra juventud.
Algún día llorarás,
todo el daño ...